Antojos de sol
Era un época de miseria. Que por otra parte no es otra que ésta misma: el sol se hace esperar; aunque todo acabe. Siniestro. Compositor de la espera en algún sitio siniestro (acaso alguien pensó que adolecía de la adolescencia clásica de la falta de aprobación). Puso sé, los antojos de sol y salió a la calle, que no es otra cosa que una interminable expansión de su lengua. Áspera y gris, se endurecía. La miseria a cada paso vestidita de posibilidades, de humanas circunstancias capaces de acabar en el bolsillo-siniestro-de nuestra época de miseria. Ésta. Por otra parte, no es, otra, que esta, misma. Efectivamente, el sol no surge como surge afilado entre las hojas de un bosque solitario, colmado de sombras húmedas. Primera decepción: la humedad es sola como las mujeres; eventos humanos. Áspera y gris, la lengua re-cruda rodaba por una de las calles: ansiaba ser extinguida, pero se oyó decir palabras semejantes a puertas vaivén, apoderándose de su concertación. Las puertas ale...