¿Tenés comezón en los ojos?

Gira la cabeza y pide otra rubia:

-Cristal.

Vas a ver que con esto se te pasa, dice y se rasca la palma de la mano porque a la suerte se la acompaña con algo.
-Llega la rubia. De algún modo todo el orden se ve alterado, y sus talones hermosos y relucientes golpean el suelo en señal de disgusto. La rubia está sin gas.

De entrada esto no es un cuento: es la pura verdad.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La biografía del eximio mártir

Oda al impermeable bermejo o la conspiración de lo que brilla y no es oro