Mujer crumb
Uno
Esta es la historia de un
amigo.
No, no es la mía, porque si la
historia fuera escrita inmediatamente
después de ella decir “ni loca voy sin
ropa interior”, yo hubiera inventado una disculpa lastimosa para no aparentar
un inmoral.
Pero mi amigo es inmoral, así que
él sí insistió con el tema y consiguió que la mina fuera a la cita sin bombacha
y sin corpiño.
Seguro se preguntaran cómo lo
consiguió, cómo fue que transformó la cordura decente y civilizada de la mina
en locura erótica.
El tema es que la mina le
dijo:
-Confórmate con mirar con los ojos
y lamer con la cabeza.
No voy a reproducir lo que el
inmoral de mi amigo pensó cuando escuchó esa frase, lo cierto es que el tipo le
respondió:
-Estoy lamiendo tu cerebro y por
eso pienso en vos como una extensión mía, pienso que vamos a ir los dos sin
ropa interior.
Si la historia fuera mía yo ya
habría reculado, me habría atragantado con las ganas de estar ahí imaginando
qué sería si un movimiento brusco o un vientito inesperado permitiría a mis
ojos mirar y lamerla con la cabeza.
Creo que no conté que la mina fue
de vestido, o bien, se deduce.Lo que no conté es que ella se describía una
mujer Crumb, y verdaderamente lo era, lo es en realidad, porque no murió ni
desapareció de la faz de la tierra después de haber, bueno, de eso ,ustedes
saben (y si no saben esperen hasta el final).
Y mi amigo un inmoral hasta por el
modo en que me hablaba de ella -aunque nunca me mostró una foto puedo
perfectamente describir lo que es una mujer Crumb, porque él me habló de la
mina.
Tenía 100 kg redondos ,tetas
prominentes, cintura fina y piernas musculosas. Los cabellos negros parecían la
lluvia de noche (esa licencia poética es mía, porque mi amigo dijo que parecía
crin de yegua pura sangre) y a pesar de usar corpiño, siempre pero siempre se
le marcaban los pezones (o por lo menos eso imaginaba yo)
La mujer Crumb yendo, no tiene
bombacha ni corpiño, y como la historia es de mi amigo no la mía, sólo con
verla daban ganas de “mojarle el corazón con un polvo”.
Mi amigo es inmoral, ya dije, y lee
a Sietecase, yo creo, nunca se lo pregunté, no me interesa.
Mi amigo se llama Eric y es tan
argentino como yo. Y el azar, y las ansias de aventura nos juntó en esta ciudad
misteriosa y apática.
A esta altura cualquier contador de
historias comenzaría por describir la
ciudad para ambientar los personajes, y digamos la verdad para hacer
bulto.
No me interesa ninguna de las dos
razones. La ciudad de Belo Horizonte es una mierda hedionda con su célebre
cloaca al aire libre, y hacer bulto para qué.
Basta hablar de Eric que vino desde
Bahía Blanca detrás de una mina que conoció en Chile. Y como esta es la
historia de él, me dispensa de hablar sobre mi.
Guardé mis ojos en un hueco de su
mano
la que andaba suelta
y yo fui una taza que ella movía
con la
otra
con la intención
de la dilución del azúcar en el
té
hubo poca tristeza
ella sabía hacernos vibrar con la
cuchara
porque siempre fue más eficaz mover
la taza
que a la cuchara que nunca se movía.
Mi amigo escribió esa para la mujer
crumb. Se la pedí prestada para ilustrar su temperamento soluble al amor.Con
Eric estábamos atontados por el trabajo de mierda que teníamos. Y la aparición
de la mujer Crumb animó un poco nuestras vidas aburridas y repetitivas.
Cómo es que un tipo que no tiene un
mínimo de decencia, capaz de tener una erección en medio de una feria y
mostrársela a todos los presentes porque lo excitó la voz de una peruana que
habló sobre su dupla sexualidad; capaz de mentir, de pergeñar grandes historias
falsas sólo para conseguir su propósito; de odiar negros y pobres llamándolos
de idiotas; cómo es que un tipo así puede escribir poesía buena y salirse con
la suya cada vez que quiere.
Yo no lo sé. Cuento lo que fue, y
Eric cuando se emborrachaba se transformaba su linaje franciscana. Todavía más
sabiendo que el actual papa es tan argentino como Eric y yo.
A mi me gustaba salir con él y
esperar por ese Eric intempestivo y elocuentemente cuando estaba en pedo. La
fiesta ( y si no la había, donde fuera que estuviéramos, se transformaba en
fiesta pagana) era fiesta dionisíaca, llena de voluptuosidades pero
principalmente de indecencias. Fue en una de esas fiestas que mi amigo conoció
a la mujer Crumb.Ese día yo falté por X motivo pero naturalmente, Eric me
contó.
Ella andaba con un vestido azul oscuro con
lunares blancos que contornaba su minúscula cintura. Sus tetas eran
prominentes, épicas, la envidia de muchas brasileñas, porque la brasileña, por
lo general no tiene tetas.
Lo de la brasileña es el culo.
Recuerdo, que en una ocasión, Eric me habló de un sueño disparatado que tuvo.
Él lo llamó de sueño del culo porque soñó que un culo gigante andaba rodando
por la ciudad devorando todo al que se le interpusiera a su paso. Le pregunté
si había visto a Woddy Allen en la víspera, no respondió.
Brasil estaba en la fase anal,
repetía Eric, y van a quedar en ese lugar porque son pésimos en el oral,
concluía.
Tetas, culos, porongas y conchas
eran nuestros temas preferidos.
Qué otros temas podían tener dos
cocineros alienados en un país y una cultura ajenas a ellos?
Comida!
Con Eric vivíamos un romance
compartido por la comida. Si algo bueno tenía esta ciudad hedionda era la buena
comida que se podía encontrar por unos pocos contos. Pero esa es otra historia
que merece ser contada en otro momento.
Lo que si merece mención especial
son las piernas de las brasileñas.
Musculosas, sin importar si la
mujer es delgada o gorda, eran piernas al mejor estilo Tarsila Amaral. Y ver
cómo cada músculo en forma de triángulo equilátero nacía desde la cintura para
ligarse a otros triángulos menores descendiendo abruptamente para formar suaves
y abultados declives era un placer sublime. La mujer Crumb tiene las piernas de
Tarsilia, al menos así me la imagino yo.
Y en esa fiesta que conoció a Eric
con el dios Baco en la punta de la lengua, con ese vestidito azul oscuro a
lunares, cualquiera que prestara atención podría perderse en la sensualidad de
su cuerpo crumb. Si fuera yo la miraría con disimulo, creo que Eric no lo
hizo.Mi amigo se aproximó descaradamente e hizo un comentario sobre James Dean
o algo por así. La mujer Crumb sonrió, y todo cambió para nosotros.
Digo nosotros porque a mi también
me cambió la vida después de conocerla.
Creo que ya conté que nunca la vi,
que si la vislumbré fue a través de las palabras de mi amigo que me hablaba de
ella todos los días. Eric no dormía, y creo que yo tampoco de tanto pensar en
ella.
Entonces, la mujer crumb yendo. Del
modo que les conté más arriba. Fue, y nuestra mente-la mía un poco después-era
una mente de ladrillos y baldosas que confeccionaban la arquitectura del
Maletta a las 19:30 de la noche.
Aprovecho para contar que si
ustedes, por ejemplo, están leyendo la historia de mi amigo en Argentina, el
encuentro fue a las 18:30 horas de ahí. Ese desfasaje de horario se debe
exclusivamente a la mudanza de huso de verano que se adopta en Brasil.
Quiero decir que es verano, y la
mujer crumb va subiendo las escaleras mecánicas que no funcionan. Los rombos
que componen sus gemelos aparecen levemente. La mujer crumb sube con cautela la
escalera, sin prisa.
Un rocío de sudor casi
imperceptible surge en los contornos de su frente, ese brillo perfumado y fresco ilumina nuestra mujer crumb que lleva
puesto un vestido blanco con pequeños lunares rojos y botas de patear culos
nazis.
Mi amigo, es una silla de madera
barnizada. Sus brazos son las baldosas que la mujer crumb pisa a medida que
avanza hasta la pared interrumpida con persianas grisáceas que son los ojos de Eric viendo que en el otro extremo,
la mujer crumb se aproxima a él trayendo consigo un vaho cálido y perfumando.
-Imaginaba que no podías faltar.
-Vengo del trabajo, disculpá la
demora, dijo ella.
Todo eso en portugués y creo que se
hablaron como controlando la presión que el aire ejercía en sus pulmones. Clara señal
de emoción fuerte.
Quiero ser claro, yo creo que las
primeras palabras que se dijeron fueron esas, o algo por el estilo. Lo que Eric
me contó-como ya dije, este tipo pergeñaba grandes mentiras con tal de salir
bien parado-fue que se le paró la pija apenas la vio acercársele; que no podía
evitar mirarle las tetas que parecían que iban a reventar el escote del
vestidito.
Yo indagué un poco más, porque digamos
la verdad, los ríos de Eric suelen ser así de turbios cuando se trata de algo
bueno, así que insistí hasta llegar a la verdad.
Ahora olviden ese "Imaginaba que no
podías faltar; vengo del trabajo, disculpá la demora, dijo ella." todo eso
era para hacer bulto.
Escuchen esta:
Los dos se sentaron, pidieron una
cerveza, pastelitos de angú de carne seca con queso crema, hablaron sobre
eventos típicos que ocurren en el Maletta y en encuentros furtivos. Se
relajaron después del segundo vasito de cerveza. Vaso americano, por cierto,
hasta el día de hoy pienso que los brasileños, no saben a ciencia cierta en qué
continente viven, pero esa es otra historia.
Entonces, vaso americano le llaman a
un vasito de unos 150 mililitros aproximadamente. Una porquería acorde al
tamaño de las botellas de 600 mililitros de cerveza que venden. Yo necesitaría 900
mililitros de cerveza helada para calmarme luego de ver a la mujer crumb
sentada frente a mi sin ropa interior.
Quiero una Quilmes frapé!
…
En fin, retomando fui al supermercado
y parece que pararon las exportaciones argentinas porque acabé comprando una
cerveza uruguaya que no vale la publicidad pero esta frapé.
Entonces a Eric le alcanzaron dos
vasitos americanos (hechos en el continente brasileño) para relajarse ante su
diosa crumb.
Comentarios
Publicar un comentario