Déjà vu

La diciente, con la voz entrecortada-de otro modo dicho, entre sorbo y sorbo. Despertó en el preciso momento en que la vergástula robusta cual sanguinocefalosa, se le escurría entre las manos. Mordiendo el canto del vaso de plástico demostró el gesto fútil con que el sueño la devolvía a la vigila estúpida de sentirse liberada. De nuevo con vaso en la mano me sonrió y cambió de tema como cambió de sexualidad. Un antes y un después, para los legos. Mariela, dulce Mariela podía leerse en un sms enviado por su ex novia que se servía de ese dulce gusto a concha-¡Oh!, dulce crustáceo, Mariela ¿te comiste un Poet? Legos, decíamos que Mariela, era Marielo para Laura (flor de nombre para una gourmet de las crustáceas conchas de barrio sur).
Ni qué hablar de cuando Laura, estrecha mente vaginal (alguien malogró y escribió, virginal pero yo puse las cosas en su lugar), se adentra a esa problemática aspirante favorita de los anales. Porque nuestra dulce Mariela que me sonríe como una caricia en los huevos, le gustaban las tortas antes del sueño ¿Copiado? La tienen adentro, seguro. Exactamente eso que pensaron: váyanse que esto no es para legos. A la mierda. Si, a la mierda fue lo que escuché gritarle a una Laura silenciosa, falsificada por la puerta del baño. Beoda, veo da un golpe tremendo en el marco de la entrada pero el dolor no consigue silenciarla, por el contrario, el ruido se multiplica junto a mis sospechas. Ayer hombre, hoy mujer. Hoy mujer que lucha por desatarse uno de los moñitos de la tanga. Se sienta después de limpiar con papel higiénico el borde del pozo sucio y lleno de cartuchos sangrantes. También de puchos sin acabar. Sin acabar advierte que la observo desde la puerta, me sonríe y cambia mi nombre por el de culiado ¡Vaya modo de llamar a un beodo! ¿no tenés algo mejor que hacer? Mariela, Mariela, dulce Mariela ¿otra vez jugando con el complejo? A la mierda, nos vamos a la mierda de aquí. Medio beodo y medio sobrio, lo cierto es que la parte sobria pensó en subirse a un taxi y hablaba con la parte beoda que ya tenía arrinconada sobre las cuerdas-debería decir, sobre la puerta- a Mariela en el preciso momento en que la vergástula, robusta y sanguinocefalosa se le escurría entre las manos. Mordiendo el canto de la puerta, dulce, sos un dulce, de espaldas, la uncaca se estremecía en el anzuelo. Un antes y un después. El latigazo en la cola iluminó el despertar de Mariela que con beodos ojos contemplaba el reluciente déjà vu que le dedicaba.


*Mariela abandonó la repostería, actualmente dedica su tiempo libre a coleccionar vergástulas rapaces de cualquier intemperie según sean capaces de hacerla cicatrizar los hábitos, de higiene perdidos. (N. de un V.)

**N. de un V. Abreviación de nota de un vergástulo obsedido. (N. de A.)

***N. de A. Abreviación de nota de Alonso

Comentarios

  1. Hola Alonso, con respecto a Didier Carré no podría decirte mucho, no lo conocía es un fotógrafo muy exhibicionista por lo que vi, la mujer y sus partes íntimas siempre como protagonista en sus propias palabras, “exóticas, desinhibidas y divinamente sensuales”. Lo que si me gusta es el tratamiento de luz... eso las hace impecables. saludos

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