El ídolo de las películas
Su paso por el mundo videoclipero inoculó rabias y simpatías. El desenfado y sus imprescindibles espontaneidades despertó una curiosa atracción en los guionistas. Se podría afirmar, que fue él, motivo de formación de toda la nueva generación de guionistas, y de la suya propia. En las revistas especializadas del asunto, se leían verdaderas confesiones de guionistas y directores que lo habían escogido como musa inspiradora. En realidad, pocos admitían-como lo hacía Eusebio Plateé-que escribían sólo para él. Incauto pero sencillamente auténtico, Eusebio Plateé, hacía sonar el teléfono de El ídolo de las películas a mitad de la noche para preguntarle, para cerciorarse, para ser liberado de aquel limbo energizante y soporífero del amor inconfeso. Lo dejaba ir. El ídolo de las películas contestaba desde una distancia de vecinos de balcón las preguntas que Eusebio Plateé diseminaba desde el otro lado. El ídolo de las películas, a veces le devolvía las interpelaciones, otras, se las qu...