La caja infinita
Jorge cerró el libro, y la breve descarga le devolvió lo que su memoria le había vedado. La historia junto con la dedicatoria final, versaban su nombre completo. El olvido-había aprendido ya-era la representación más flagrante de la densidad del tiempo. Pero esta flagrante omisión respondía a otra situación. Lo primero que se le vino a la mente fue atribuírselo a la edad y a la lejanía-se cumplían dos meses que el único contacto con su madre era epistolar. Allí, aislado, en ese estado salvaje que le concedía la agitación inusitada que lo hizo sucumbir, y que pensó jamás ceder ante ella del modo en que lo hizo, lo condujo a una casa en el paisaje impresionista de las sierras de Calamuchita. Luego, con un poco más de pensamiento, se dijo que se trataba de un plan menor pero incuestionablemente eficaz.¿Era tan poderoso haber sido dominado un instante todavía vago de determinar,por esa esfera increíble?. Sin duda alguna, Jorge cubrió sus ojos oscuros con sus párpados y trató de imaginar el...